La acumulación de riqueza es una prioridad para los grandes tenedores del capital. El argumento de la soberanía no es más que letra muerta, un bagaje histórico de sueños de libertad en democracia, no es sino un ápice de un pasado distante.
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Las economías de los diferentes estados pugnan en convertirse en una sola, le llaman globalización económica, un fenómeno que ha roto el abismo  de las costumbres, tradiciones, creencias y por supuesto gobiernos locales. Las políticas públicas se han sujetado a este proceso, de la inversión extranjera para generar empleos y hasta abastecer de productos y servicios básicos,  el argumento es la pobreza local para realizar la tarea anterior. Pero esto no es tan así.

México posee  dos fuentes de riqueza  muy importantes: La primera es la natural,  nuestra tierra es fuente en materia prima y energética. La segunda somos de los  mercados  más grandes  y cuya adquisición encuentra limite solo en el costo de los productos y servicios. Todos hemos escuchado que exportamos tomate  e importamos salsa de tomate, es una realidad que ha imperado por mucho tiempo, so pretexto de no contar con la tecnología adecuada para producir por ejemplo  salsa de tomate.  Durante muchos años se intentó ordenar la economía al interior, cuyo fracaso se vislumbró por la  situación política que se desarrolló, es decir desde el momento de independencia hasta la revolución se seguía discutiendo como gobernarnos como país, de la revolución hasta la instauración del sistema presidencialista el panorama no ha cambiado mucho. Salvo con la implementación de un modelo económico distinto, el famoso neoliberalismo, que implemento Salinas, sin ninguna discusión seria y de fondo,  la economía mexicana se condenó a la dependencia extranjera.  Muchos países han tenido intereses sobre nuestra riqueza natural, España, Francia y por supuesto Estados Unidos quienes históricamente han demostrado afianzar, en el caso de E.U., esa profunda necesidad de “negociar” con México.

Ya tuvimos saqueo de las fuentes de riqueza natural del país, un gran ejemplo es el Petróleo, que solo vio su freno hasta la decisión de estatalizar esos recursos.  Pero hoy se demuestra que los mexicanos no tenemos conciencia histórica, no aprendemos del pasado, y no sabemos leer entrelineas  los argumentos de quienes hoy nos gobiernan. El gobierno mexicano, como el de otros países, se ha convertido en meros policías del orden y de la sumisión de posibles divergentes llamados ciudadanos.  No generan sino discursos vacíos de sustento, tenemos pobreza y solo demagogia como respuesta, las políticas públicas no son sino políticas clientelistas que demuestran la incapacidad para gobernar y la profunda ignorancia de quienes somos gobernados.

El petróleo y servicio de telecomunicación son dos ejemplos básicos de nuestra dependencia y futura pleitesía a unos cuantos sujetos.  Muy pocos mexicanos saben lo que es una concesión gubernamental  ni tampoco que es una empresa transnacional. Estamos acostumbrados  a recibir el producto final, consumir y desechar, sin preguntarnos el origen o la necesidad del mismo.

¿Cuáles son las responsabilidades de la administración pública federal y local?  Yo pienso en tareas sumamente puntuales: generar empleos, hospitales, escuelas, tecnología, investigación científica a través de la adecuada explotación y distribución de nuestra riqueza natural, para después perfeccionar el sistema tributario adecuado y justo.

¿La inversión extranjera genera algún beneficio? Si, el minino de ellos que llamamos empleos directos. Lógico que si una empresa transnacional, como gas natural Fenosa, opera en territorio nacional con materia natural nacional contrate a personal nacional, claro al menos en los puestos de operación y de bajo mando,  respetando las leyes nacionales, salario mínimo y prestaciones mínimas. ¿Y la ganancias? Por cierto millonarias  son propiedad de la transnacional que posee la tecnología para explotar, producir y comerciar, como ejemplo el Gas.

¿Somos tan brutos los mexicanos? No, tenemos talento comprobado pero nos los espacios y la inversión para producir investigación tecnológica de punta.  Nuestro gobierno,  que responde solo a sus intereses particulares, nos vende la negociación con capitales extranjeros, empresas transnacionales, como la solución a nuestros problemas cuando saben perfectamente que el perjuicio está muy encima de los beneficios. No es por  un sentimiento nacionalista de que los recursos son nuestros pero si lo es por estrategia de producción de riqueza y competitividad global.

Tenemos 60 millones de pobres que necesitan políticas públicas eficaces, no programas como Cruzada contra el Hambre u Oportunidades, no es dar el pescado sino enseñar a pescar.  Estamos cansados del “usted disculpe” nos equivocamos o “pensamos que era la mejor solución”  cuando el problema empobreció y robo la vida de millones de mexicanos. Los países de primer mundo no lo son por designio divino y mucho menos por una inteligencia sobrehumana, esa creencia no es sino mentira, lo son porque tienen gobiernos integrados por personas capacitadas y no corruptas, pues hasta ellos han sabido frenar a su medida el impacto de la economía global, como ejemplo la crisis de Grecia o de Estados Unidos hace apenas unos años atrás, sus gobiernos pudieron frenar el impacto de los capitales sin nombre y sin nacionalidad.


La responsabilidad es de nosotros como ciudadanos, la fórmula de la democracia al estilo mexicano no está funcionando, debemos entonces  empezar accionar nuestra participación. ¿Cómo hacerlo? Primero exigir que la transparencia sea una acción y no un mero discurso, ser inquisitivos con nuestros representantes gubernamentales e interesarnos en la información adecuada. Nuestra labor empieza en la invitación de uno por uno de los mexicanos que se conforman con el futbol y con la virgen de Guadalupe.  Una tiranía existe solo cuando el pueblo lo permite. 

Luis García Mendoza.  

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