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¿No hemos aprendido nada del pasado?  El error parece circulo vicioso, tan inquebrantable y costoso que muy pocos se atreven a evidenciar,  tiene que ver con el fanatismo de una sociedad ignorante, manipulable y amorfa.  Seguimos colocándonos camisas de  colores según sea  “nuestro partido”  sin preguntarnos si los candidatos son capaces, moralmente aceptables  y verdaderos percusores de la vida publica, en el sentido de generar y construir soluciones a los problemas diversos que como nación hemos de enfrentar.

Los partidos políticos en nuestro país son los entes mas corruptos, que monopolizan el acceso a los cargos públicos y la participación ciudadana se ve amedrentada por burocratismo, intereses personales y fanatismos que rayan en lo bizarro.  Los partidos políticos, sus dirigentes en especifico, aceleran la maquinaria  de sus militantes  condicionados por regalos o dinero,  que les hace participes de promover las acciones poco transparentes, para hacer ganar al candidato elegido por unos cuantos y a conveniencia mediática por la mayoría. La militancia no decide sobre sus procesos de elección sino se toman a personajes que puedan competir,  sin que mucho importe la capacidad intelectual, argumentativa y formativa.  

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Defendemos lo indefendible, polarizando nuestras opiniones  acrecentando los rumores despectivos y personales de personajes que se oponen a la empresa política, al menos de los intereses de partido, por conservar el poder y los privilegios que de ello emanan, sin importar que en tiempos no electorales la acción de la militancia desaparece y se convierte en  fantasma, claro que solo en la vida real, porque en el supuesto los partidos políticos reciben cantidades millonarias por conceptos de operación diaria, que se asume como la actividad de capacitación y formación política de toda esa masa, que configura la militancia o simpatizantes, sin dejar de ser una mentira.  La responsabilidad de educar a los ciudadanos en tema de participación y función política, es una obligación de los mismos partidos, que se pone a prueba en tiempos electorales, eso  en teoría. 

Lo complicado es que seguimos en ensayo-error  donde  el statu quo termina por imponer a quien nos representa, el contexto impulsa  candidaturas y logros de personajes mediáticos pero no capaces,  por lo tanto estamos destinados a cometer el mismo error,  hasta que frenemos el circulo vicioso.  Estoy seguro que el problema actual de Mexico, uno de los que mas lastiman y producen mayor impacto, esta en el seno de la Ciudadania,  imagen clara de apatía, corrupción y letargo.  No sabemos diferenciar  las cuestiones publicas, aquellas que terminan por incidir en nuestra vida diaria, desde una calle hasta el modelo  educativo que aprendemos,  de las cuestiones privadas y de entretenimiento,  véase la victoria de Enrique Peña Nieto en 2012, producto de una campaña publicitaria orquestada por Televisa y demás medios de comunicación. 

Para el 2018 sin duda el panorama sigue siendo precario,  el único presidenciable es Andres Manuel Lopez Obrador,  que como residuo no de una lucha social sino un fanatismo del poder por el poder,  se erige como el próximo presidente de la república,  dado que no existe en otro partido un personaje cuya aceptación e impacto mediático sea tan fuerte para vencer.  Es decir no obtiene la presidencia por su trabajo político, lucha social, capacidad como estratega y menos  por logros medibles en la transformación de la vida publica sino lo obtiene por el contexto del país,  donde estamos amenazados por el país vecino, una profunda ruptura de nuestro sistema de impartición  de justicia,  altos niveles de corrupción y despilfarro de nuestro dinero y recursos,   aplastados por los procesos globales de la economía y del mercado.  Diferentes sectores de la sociedad anuncian la union al “proyecto de Obrador”, mejor dicho a la situación real de su victoria, en la estrategia de unirse al mas fuerte,  sin que en realidad exista un proyecto de rescate económico, social, educativo y hasta político.  

 
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Hemos convertido en el mesías de la república a Andres Manuel López Obrador no porque lo sea sino porque el contexto le favorece.  El problema radica en que la profunda polarización de nuestra sociedad continuara, toda vez que no entendamos que el 60% del problema radica en la ciudadania. Por supuesto que en el binomio del problema, importa mucho la corrupción del gobierno y la mala administración del mismo, pero la ciudadania sigue siendo el lastre que no permitirá avanzar y mucho menos progresar, no cuando el mismo partido que impulsa a Lopez Obrador,  reproduce las mismas practicas corruptas y deleznables a la hora de las elecciones,  ¿Por que  Obrador es el candidato de MORENA a las elecciones de 2018?

La crisis de legitimidad que vive el gobierno se acrecienta mas, agudizando las posibilidades de transformar nuestro país y volcándose en fuertes tensiones sociales,  cuando el mesías que promete transformar al país fracase ante el problema fundamental de la participación ciudadana, tendremos un sexenio, uno mas de fracaso  por los sueños de gloria. No somos críticos sino una masa ignorante, manipulable y amorfa. 

El derroche economico que implican las elecciones son el ejemplo vivo de corrupción, despilfarro y viciados procedimientos institucionales.  Los partidos cumplen con el requisito de aventar sus cartas, no siempre las mejores pero si las que escandalizan,  sin detenerse a valorar sus capacidades,  Margarita Zavala corresponde a la cuota de genero, pero es evidente su incapacidad argumentativa, ideológica y hasta de presencia, lo que le vale es ser la esposa de un expresidente.  ¿Vale la pena dar financiamiento en ese sentido?  Sin duda seguimos eligiendo al menos peor, pero ese es el estilo de los mexicanos traducible en nuestro entorno y nuestras acciones. Apostamos por la educación lograremos abatir la ignorancia, retroceso y prejuicios de todo tipo. 

Luis G. Mendoza. 

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