Moviendo a México” es el eslogan de la campaña publicitaria del Gobierno Federal, que encabeza Enrique Peña Nieto, que textualmente alude al gran acuerdo político, es decir al Pacto por México, que desencadenó  en 11 reformas estructurales y estratégicas para el país, según la visión de gobierno, que fue el eje central de su segundo informe.


Publicidad es el rubro en el que Peña Nieto esta tan interesado en invertir, durante estos dos años la cantidad asciende a los 9 mil millones de pesos, desde su campaña se había puntualizado su afán de personaje de telenovela. Practica que refleja el tipo de políticos que hemos ido construyendo como sociedad. Su segundo informe de gobierno solo fue una plataforma de mera publicidad que intenta persuadir a los mexicanos, quienes parece vivimos en una realidad distinta, frente a las acciones de un gobierno que en dos años no ha logrado crecimiento económico ni desarrollo social. Apuesta por la mayoría de este país, la cual le dio el triunfo en las elecciones de 2012, pero paradójicamente, los resultados de diversas encuestas puntualizan la desaprobación en un 51%, de esa mayoría que el traduce en hogares y familias mexicanas. 

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El tema central son las decisiones que se toman frente a los problemas sociales que fracturan la vida de cada ciudadano, que se traduce en un país con rezagos y problemas prioritarios que deben resolverse. Somos un país rico en energía y materia prima pero a la par tenemos un alto índice de pobreza extrema. Lo que en realidad preocupa a cada ciudadano se resume en pobreza, inseguridad, empleo, educación, salud y el combate a la corrupción. La respuesta del ejecutivo son 11 reformas.

Reformas que hoy son la carta de presentación del segundo informe de gobierno en cientos de spots, entrevistas, infomerciales que solo se traducen en un despilfarro millonario y un cinismo evidente. Reitero que aun sabiendo lo que la marca Peña Nieto significa para intereses particulares es ya insostenible su devaluada imagen. 

Pobreza es un problema prioritario que exige una política que la erradique, no un política asistencialista que es un paliativo a corto plazo pero no la solución, la respuesta del ejecutivo frente a este problema prioritario es la Cruzada contra el hambre, una atención alimenticia directa, plausible solo por la extrema urgencia de ciertas comunidades, es más municipios del país que necesitan comer, pero no puede ser la política de estado que en este segundo informe de gobierno se asumió como tal. Infraestructura fue el tema más tocado por el Presidente en este informe, las cifras arriba de 7.7 billones de pesos, parece que son motivo de orgullo. Modernizar vías de comunicación, con dinero público, que después se concesionan a particulares, como ejemplo autopistas o aeropuertos, quienes cobran por su uso, lo que resulta no ser entonces un avance social. Invertimos dinero público para fortalecer los bolsillos de particulares, mejor dicho de uno o dos, con dinero público. Contrasto estos dos rubros del informe solo para resaltar el eje de acción de este gobierno y evidenciar el cínico protagonismo de un presidente de telenovela. 

En la memoria colectiva esta la profunda resignación de los 6 años de aguante, una vez electo el presidente solo nos resta esperar a que salga no llevándose mucho o al menos dejando algo, solo con la pequeña esperanza de que podamos lograr un cambio. Nos satisface la gran y costosa parafernalia de ver al señor Presidente dar su informe, sabemos que la opulencia con que lo haga le dará más sabor a la resignación del sexenio. Eso fue este informe de gobierno, una escena de la novela Peña Nieto. 

“Moviendo a México” no es lo que se refleja en las calles, en los bolsillos y en los rostros de los millones de mexicanos que hacemos posible este país. Si algo podemos encontrar en estos dos años de gobierno se traduciría en agudización de la brecha social. No hay crecimiento económico, no hay desarrollo social y por ende no hay legitimidad de gobierno. 

Tan acostumbrados estamos al proceder priista, el de la negociación por debajo de la mesa y la cortina de humo del fortalecimiento institucional, que poco nos interesa opinar frente lo que ya se decidió. Las reformas impulsadas por la clase política son el ejemplo de ello. Lo preocupante es la alineación política de los otros partidos, se han coludido para defender sus intereses, no solo electorales sino de privilegios e intereses económicos, que deja lucir su actuación.

Los partidos políticos mayoritarios firmaron el Pacto por México so pretexto del fortalecimiento y cooperación democrática, de la mesa desapareció la discusión del narcotráfico, como si nunca hubiese existido en la administración anterior, resulta que entonces si hay unidad política. La imagen en el segundo informe fue clara, gobernadores alineados al presidente y personalidades de diferentes ámbitos los espectadores más fieles.

Estamos muy lejos del gobierno que administra cosas y no a personas, pues las decisiones tomadas llevan a resultados poco favorables, que han de someternos más. ¿La reforma hacendaria, energética, educativa, en telecomunicaciones se traducen como mejora de la mayoría o tan solo de unos cuantos? El discurso del gobierno federal es claro, apoyado por los partidos políticos, es decir por nuestros legisladores, evidencian la realidad de un pueblo sometido a intereses particulares. De un pueblo que permite gastar 9 mil millones de pesos en publicidad, monopolios en telecomunicación, en recursos energéticos, en educación, despilfarro del dinero público y pobreza bajo la única justificación de ser una democracia.

Luis García Mendoza.

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